Hace poco menos de un mes, cuando una densa capa de humo cubría la Ciudad de México haciendo que respirar implicara, mejor dicho, la asfixia, es probable que cualquier capitalino asegurara, con la garganta irritada y los ojos rojos, estar dispuesto a casi cualquier cosa con tal de aplacar la contingencia ambiental. Decretada por la…
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